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UNA JORNADA PARTICULAR

 

 

 

 

 

 

Esta es una de esas películas que sin saber el motivo exacto nunca pude ver, son esos Films que aunque te hablan de ellos, aunque te ruegan que no te la pierdas  y que anotas en tu agenda, pasan los años, muchos tal vez y sigues degustando otros Films que para nada tienen que ver con la película de Scola y de repente un buen día se te enciende la lucecita roja, y la atrapas del mostrador de unos grandes almacenes y la adquieres en su formato DVD, pasando a mi repisa mágica, donde guardo las películas que tengo pensado visionar. Eso mismo me pasó hace unos días, y una buen día, 32 años después de su realización, la introduje en mi reproductor y a partir de entonces ya no hay tiempo, horas, o fechas, existe el momento actual, donde uno pierde la conciencia del tiempo, se trasporta a un mundo cotidiano y sórdido, donde van a bailan la mas triste de las danzas, dos personajes que me han impresionado, hasta el punto de incluirla en mis Films de culto, dentro de esta pagina dedicada al cine y que desde hace años denomino CINEPARAISO. No sé si sera un paraíso el cine, tal vez en ocasiones lo sea, el arte que representa, así lo demuestra, pero en el caso concreto de UNA JORNADA PARTICULAR, ese paraíso de transforma en una torre de babel italiana, de un barrio cualquiera de Roma, en tiempos de la dictadura de Mussolini, justo el día en que Hitler hace su visita oficial, y los personajes van pisando papeles de envolver, mezclados con utensilios de cocina muy gastados por el uso, entre paredes faltas de pintura, y respirando un aire que en es tan dificultoso de asumir, como el humo de un incendio. Uno es testigo de un drama surrealista, caminamos por la piel de una mujer a punto de exterminio, y en la mente de un hombre cuyos días están contados, como cuando uno ve acercarse los capítulos finales de una novela que nos apasiona y que desgraciadamente nos anuncian las notas musicales del mas conocido de los requien. Sinfonía que pondrá punto y final a la vida de un hombre extraordinario, interpretado como solo Marcello Mastroianni podía hacer, de ideas liberales, de condición sexual prohibida, para unirse a la continuidad del tedio que devora brutalmente el magnifico personaje femenino que interpreta de forma magistral, ese monstruo del cine que sin duda es Sophia Loren.

 “Hice una docena de Films con Marcello, la mayoría de los cuales yo fui el guionista para otros directores. A Marcello lo recuerdo menos como actor que como amigo. Justamente por su naturaleza se adaptaba a los directores. Y casi tomaba el lugar del director como hizo con Fellini. Pero también conmigo verdaderamente se identifica y cuando entra en el encuadre, bajo mis ojos, ya no existe nada mas. Es lo que yo denomino un animal de cine, y en LA JORNADA PARTICULAR, sus aullidos a veces producen sordera.... Está insuperable”.

(Ettore Scola).

 

La trama del film es tan simple que se podía contar en breves minutos, relatar lo que sucede en apenas un corto espacio de tiempo, pero eso es para las mentes cuyo objetivo es pasar por algo la grandiosidad que rezuma la obra de Scola y la enorme carga social y sentimental que nos va adentrando en la vida de una mujer italiana de clase baja, de principios manoseados, pero con un corazón que duerme el mas intenso de los letargos, entre ropa sucia, maridos autoritarios, tareas propias de su sexo y rodeada de una atmosfera asfixiante que traspasa la pantalla como poco Films de los que yo he visto. Sophia Loren es mucho mas que un nombre a tener en cuenta, mucho mas que una figura importante del Séptimo Arte y rozando las manos de un Marcello perseguido por sus ideas y condición, nos ofrece con suntuosidad de requien, el mas dulce y bello de los adagios que he saboreado en la pantalla, en una interpretación memorable.

 

 

 

EL ARGUMENTO:

La película relata de forma acida, la historia de un encuentro personal entre estos dos personajes el día mismo día en que Hitler visita Roma, el 6 de mayo de 1938. Antonieta, es una mujer casada con un hombre vulgar, madre de seis hijos, vive en una casa grande de un bloque de pisos pobres vigilados por una portera fascista e intransigente, (autentico retrato neorrealista al mas puro estilo Fellini). Todos en el lugar donde viven, incluidos su marido y sus hijos van al desfile que Mussolini ha organizado para recibir a Hitler. Antonietta se queda sola en casa para hacer sus labores, recogiendo el desorden existente y preparando la comida para cuando vuelva su familia. Antonietta representa el cansancio de una madre, el aburrimiento, el hastío y la esposa ignorada, marchita, que ha perdido la ilusión por vivir. Casualmente, se le escapa un pájaro, que puede significar sus ansias por salir de la jaula, parándose en la ventana del vecino que vive enfrente, al otro lado del patio. Allí vive un hombre, Gabriele, y ella enloquecida corre en busca del ave y llama a su puerta para intentar rescatarla. Gabriele es un hombre melancólico, al que han expulsado de la radio en la que trabajaba por disidente político y homosexual. De esta manera, se inicia entre ellos una relación tímida, vacilante y muy deseada desde el comienzo, que terminará siendo amorosa. Antonieta por supuesto ignora la condición sexual de Gabriele y tampoco puede imaginar que de un momento a otro la policía fascista irá a su casa para encarcelarlo. Ella se siente atraída desde el principio, pues es un hombre diferente a su marido. Es locutor de radio, culto, le gusta leer, le hace reír, y esto hace que Antonietta vuelva a sentir el hormigueo de la juventud perdida. Él no tarda en explicarle sus tendencias sexuales y aunque ella lo rechaza todo, pronto cambia de opinión, besándolo tiernamente. De esta manera, viven un fugaz vínculo amoroso en un día que resultará singular en sus existencias, así como particular en la jornada que están viviendo los romanos.

 

De esta forma tan simple, Scola reconstruye la historia de dos seres a la deriva, como la de cientos de miles de personas en un día cualquiera, en cualquier parte del mundo. Acertada la elección de la ciudad de Roma, del día histórico y sobre ese punto de la ciudad, convergen todas las emociones en un espacio particular, sobre un incontenible y previsible devenir de la historia muy simple. La puesta en escena es algo sin precedentes, hasta el mas mínimo detalle tiene su importancia, el vestido raído de Antonietta, la enorme tristeza que Sophia refleja en sus ojos, con la desgana que va recogiendo los utensilios que su familia en sus prisas por ir al desfile, han ido sorteando por toda la casa, y que ella pasa por encima de todo, con la mirada perdida, hasta contemplar un simple cuaderno infantil, abandonado en la sucia mesa del desayudo, donde por un momento su vida intenta cambiar de color. Pero es la huida del pájaro de la jaula, la que hace que Sophia rompa con la rutina y se lance en su busca, hasta que se encuentra de golpe con un Marcello impresionante desde todo punto cinematográfico, poseedor de los mas insospechados recursos interpretativos, triste como su personaje, que al fundirse con la desesperación de Sophia, nos regalan, como yo hacia años no contemplaba en la pantalla, un dúo interpretativo de esos que marcan historia, de esos que entran en tu corazón, que enternecen el alma, al tiempo que te rodean de la mas asfixiante de las tristezas. Nunca me he sentido tan conmovido como lo estuve a partir de ese mismo instante, en el momento en que Antonietta y Marcello se miran el uno al otro, sin importar el por qué, ni el motivo que los ha unido. Estalla el fuego, se rompe el espejo de parte a parte y nos adentramos en el interior de dos almas, que huyen de su dolor, apretándolo mas si cabe, y ansiando que el fuego continúe, y sus rasgos se reconstruyan en el marco de una realidad que va en direcciones distintas: Ella sin quererlo busca el amor, él sin proponérselo sufre su condición frente a la mujer, y Scola nos enseña de forma única, y con el mejor estilo que yo podía imaginar, un magistral retrato interno de dos seres abandonados de la mano de Dios.

 En todos los sentidos, puede considerarse que UNA JORNADA PARTICULAR, es el filme más intimista del director, en la medida en que la mayor parte de él transcurre con la presencia en pantalla del dúo protagonista. Dos seres que se descubren y se encuentran en la intimidad, en un rincón de la ciudad, mientras parte de los habitantes de la misma, delira en una manifestación masiva. Esto nos sirve para que cifremos en esa intimidad la fuerza dramática existente, algo que él reconoce como una suerte de claustrofobia motivadora, que es otra de las astucias del autor, pues este elemento está presente en muchas de sus películas, aunque el tratamiento en ésta es muy diferente. La relación entre los personajes se da a puerta cerrada, pero la ciudad y el frenesí de esta jornada tan particular sigue presente a través del sonido de la incesante radio, que trasmite el evento hasta la saciedad. La historia no está enfocada en los actos oficiales, a pesar de ofrecer algunas imágenes, sino a partir del vacío y  la soledad de los grandes bloques de viviendas comunitarios edificados por el régimen, en los que viven familias que han sido obligadas a presenciar el gran momento político. Estos bloques son oscuros, grises, muy tristes...... Las viviendas de Antonietta y de Gabriele tienen un carácter lúgubre y una decoración realista y austera que simboliza con brutalidad la prisión en la que ambos viven.

Hablar a estas alturas de Sophia Loren o de Marcello Mastrionanni y extraer de sus filmografías un titulo notable interpretado por la pareja, sería una perdida de tiempo, pues todos los que amamos el cine, conocemos perfectamente ambas trayectorias y en nuestro baúl de memoria cinematográfica, aún suenan los andares felinos de Sophia, su voluptuosidad y magnetismo, en contrapunto con la sordidez, el histrionismo y la compostura de uno de los mas grandes actores italianos de todos los tiempos. Creo que aquí, en LA JORNADA PARTICULAR, el personaje que interpreta Marcello es a todas luces el papel "bombón" que todos los profesionales del cine desean les sea ofrecido y que por el que estuvo nominado al Oscar al mejor actor, siendo también el film premiado en diferentes ocasiones, una de ellas a la mejor película extranjera. Pero volvamos a Sophia y a su personaje, que es como volver al mundo, a la marginación, al machismo mas marcado, donde ella de forma simple y natural nos hace olvidar a veces en un rostro gris, que detrás de la mascara de la actriz, se encuentra uno de los pozos sin fondo mas rutilantes del Séptimo Arte, dando brillo de monstruo sagrado a su Antonietta. Sophia es una institución, es una marca y un prestigio como actriz y como mujer, la prueba está en las imágenes que nos vienen en los tiempos actuales, donde a pesar de su avanzada edad, jamás una actriz brilla tanto, haciendo sombra a muchas de las que se denominan actrices. Siento decirlo, pero a su lado, el eclipse es total, y el fuego se aviva eterno contemplando los rasgos de esta mujer incandescente.  

En UNA JORNADA PARTICULAR, nos presentan la angustia de una mujer sumergida en un mundo yermo, sin alicientes, rendida a su familia, sometida al hombre y caminando por un suelo de cristales rotos, esparcidos a conciencia para agrietar aún mas las heridas que lleva a cuestas. Es el resultado de una tórrida historia que comenzaría años antes con una feliz boda, para terminar siendo lo que en ocasiones es la institución matrimonial, "una jaula sin salida posible, en donde la libertad tiene tinte rojo". Antonietta es la mujer por excelencia, es la compañera muda, la madre resignada y la sirvienta que sirve para todo, mientras su hombre retoza en su propio estiércol, alzando la voz, ordenando y demostrando ser falo egocéntrico en el que fué educado. No es de extrañar que cuando Antonietta siente que su corazón late con fuerza ante el encuentro casual con Gabriele, resucita la mujer dulce y calida, aquella mujer que hace años fué y que asesinaron brutalmente sin salida posible. Es un papel pensado, escrito, recreado y perfilado para el lucimiento de una de las mejores actrices que ha dado el cine, es un campo fértil en donde Sophia reina con total libertad, abriendo un baúl de registros que yo pensaba no volvería a presenciar en una película. Sophia es una actriz de mucho peso, es Sophia Loren, y creo que con pronunciar su nombre sobran todas las palabras, es la estrella y la actriz que brilla con luz propia, porque al igual que nombres tan consolidados del cine, como Brando, Greta, Bette, entre otros muchos, puede con el paso del tiempo, resiste tempestades y su nombre siempre se alza en la cumbre, estando por encima del bien y del mal, permaneciendo así en los mares del Crepúsculo de los Dioses. 

Por mis ojos han pasado cientos de Films, miles de secuencias, momentos grabados con fuego en la retina de este hombre que ama el cine por encima de todo, pero nunca me había sentido tan mal y a la vez tan feliz, contemplando la escena donde Antonietta le hace el amor a Gabriele. Jamás había sentido que dos actores pudieran interpretar tan difícil momento, dando la calidez, la ternura y la sinceridad que manan en los rostros de estos grandes actores. Si Sophia rompe cualquier convencionalismo sugerente y es la ragazza de cualquier calle napolitana al mas puro estilo surrealista, aquí es la esencia del sentimiento mas profundo, mezclándose con el estupor de un Marcello brillantísimo, que tumbado boca arriba siente como el mundo puede abrirse en mil tonalidades, a cual mas hermosa, sosteniendo el amor tristemente encerrado en el corazón de una mujer desconocida. Es el momento cumbre del film, y Scola lo muestra con una precisión fuera de lo normal. Cuando pienso en Sophia-Antonietta y Marcello-Gabriele, no puedo dejar de respirar hondo, soltar el aire muy lentamente, y sentirme testigo de una belleza fuera de los cánones establecidos. No creo que en mucho tiempo, estos ojos cansados, puedan volver a presenciar algo tan memorable. 

Desde el principio, se conecta muy bien con la historia, pues a pesar de estar ambientada en 1938, el argumento es muy actual, pues desgraciadamente sigue habiendo muchas mujeres como Antonietta, aburridas y sacrificadas por sus familias, que en un momento determinado de sus vidas, pueden sentirse atraídas por hombres que aunque sean homosexuales, debido a la sensibilidad existente que estos tienen en comparación con sus maridos, atrapan para si mismas el amor y la ternura que proporciona el acto de amar. Para el espectador de a pié, resulta muy triste el personaje de Mastroianni, pues produce impotencia saber que se ha quedado sin trabajo, que de un momento a otro le van a detener por sus ideas políticas y su condición sexual, y al igual que el personaje interpretado por Sophia, ve como pasa la juventud encerrado en una mazmorra, donde no existe salida.

Es un film inolvidable para mi, y una pieza mas de culto por muchos motivos: Por el acierto de presentar una historia personal, sobre el fondo de una vida de tintes caóticos, de una radio que suena sin cesar, con himnos, discursos y arengas sobre un momento histórico del siglo XX que a todos nos avergüenza recordar. Si le añado el formidable trabajo de unos actores de enorme talento y la caracterización de los personajes que interpretan, registros totalmente nuevos con respecto a ambas carreras cinematográficas, me encuentro ante un océano de fascinación creada por la mano de un director muy a tener en cuenta como es Ettore Scola, estando mi gratitud hacia él, desnuda de los adjetivos necesarios para catalogar su labor. Sophia está a la altura del film de Vittorio de Sica, DOS MUJERES. papel por el que ganó un Oscar a la Mejor Actriz, por su papel de mujer madura, condenada a vagar por una vida que no conoce escapatoria. Asi mismo, Marcello Mastroianni, encarna un personaje muy lejos de lo que nos tenia acostumbrados, no sólo por ser homosexual, sino por la timidez y creíble sinceridad con la que enfrenta su interpretación. Además el acertado guión realizado por el propio Scola, junto con Mauricio Costanzo y Ruggero Maccari, convierten LA JORNADA PARTICULAR en todo un ensayo artístico sin precedentes, sobre las relaciones personales, los compromisos, la ausencia de libertad, y la soledad, todos ellos ejes fundamentales del film.

Hace años en una entrevista le preguntaron a Sophia Loren, cual era el personaje de todos los que interpretó en cine que se encontraba mas satisfecha. La actriz le miró fijamente, se quitó sus gafas y dijo:

"Aunque yo tenía cuatro años cuando la época de Mussolini, y vivíamos en Pozzuoli, cerca de Nápoles, recuerdo perfectamente el terror en el semblante de mi madre, en las gentes del pueblo, sobre todo el hambre que pasábamos. Era muy niña, pero me daba cuenta de todo, digamos que era una ragazza avanzada a mi edad. Esto viene a mi mente, porque su pregunta me ha hecho recordar una película que Marcello y yo hicimos hace muchos años con Ettore Scola, se llamaba UNA JORNADA PARTICULAR, como también aquel papel que DeSica me regaló con LA CIOCIARA en 1960. Los recuerdos que tengo de ambas son muy gratos. Tuve que forzarme mucho con Scola para interpretar a su Antonietta, pero me ayudó mucho los recuerdos de las mujeres de Pozzuoli, aquellas mammas italianas entregadas a la familia, con sus vestidos sucios, raídos, sin mas aliciente que dar de comer a sus hijos. Mi madre me enseñó a ser una mujer en todos los sentidos, y precisamente a ella le consulté mucho cuando LA JORNADA PARTICULAR estaba en marcha, no fué igual en LA CIOCIARA, DeSica era como mi padre, el amigo, como un benefactor en mi carrera, y con solo mirarle a los ojos, aprendí a ser aquella madre ultrajada bajo los techos derruidos de una iglesia en plena Guerra Mundial. Pero para serle sincera, y a pesar que DOS MUJERES me proporcionó el único oscar de mi carrera, el personaje de Antonietta en el film de Ettore Scola, es mi preferido, viví intensamente el dolor, el vacío y la tristeza que la embargaba, creo que tanto Marcello como yo, hicimos una labor excelente. Si, creo que LA JORNADA PARTICULAR es lo mejor que hice a lo largo de tantos años de trabajo."

Bellas palabras de una actriz de enorme talento, de recursos sin posible comparación y una de las bellezas mas sobresalientes de todo el panorama cinematográfico. En ellas vemos su admiración hacia el maestro DeSica, su amor hacia la madre, a la tierra que la acompañó siempre y sobre todo a sus primeros años de vida. Sophia es claro ejemplo de la actriz que se hace a si misma, de la mujer de raza que puede llegar a convertirse en el mas bello de los cisnes, y nadie como ella para adentrarse en la piel de las mujeres italianas, las que caminaron por los rastrojos del neorrealismo mas puro. En su Antonietta están los surcos de una vida marcada por la rutina, la soledad y el desamor, en Gabriele saltan las chispas del intelectual, inmerso en su soledad, en las paginas amarillentas de los libros que rodean su vida, en el dolor que le aflige ante la injusticia del hombre, ante la incomprensión de una sociedad....Ambos tienden sus manos, atrapan el hilo conductor y nos adentran en la sinfonía orquestada por el maestro Ettore Scola, haciéndonos vibrar como nunca. Creo y afirmo que hay personajes en el cine mas o menos interesante, que llegan dentro y te hacen soñar, pero soy consciente de que también hay personajes de carne y hueso, que te emocionan hasta limites insospechados, y dentro de éstos últimos están Antonietta y Gabriele, y una jornada tremendamente particular, envueltos en la charanga de una fecha vergonzosa en la historia del mundo, en donde perdiendo las amarras con las que el mundo les tenia apresados, viven en la mas absoluta de las soledades, ese momento en que los seres humanos rozan el placer del contacto humano, aunque sus mundos sean opuestos y literalmente contradictorios.

Triste, pero bello final, en el que Sophia sentada en su ventana, ojeando Los tres mosqueteros, contempla los movimientos de Gabriele en sus habitaciones, sin adivinar que esta haciendo el equipaje que le llevará hacia la nada....Por un instante al verlo bajar las escaleras, acompañado por los fascistas, en su rostro se refleja todos sus sentimientos, toda su pena, al tiempo que aprieta consigo lo vivido instantes anteriores, y a eso nadie podrá intervenir, ni arrebatárselo. Se levanta, deja el libro cuidadosamente en el mueble y va apagando lentamente las luces de su vivienda, lentamente, al tiempo que se encamina hacia el dormitorio, en un encuadre de belleza sin igual. Se quita el raído vestido y se introduce en la cama.....Todo sigue como antes, solo que ahora se siente mujer, le han crecido una especie de alas y ya puede morir tranquila, porque Gabriele siempre estará a su lado. Ya nada será igual, después de su JORNADA PARTICULAR.

Para este hombre que ha visto casi todo en la vida, para este cinéfilo que ha empleado cientos de horas frente a las pantallas de los cines, adquiriendo conocimientos y almacenando en su cerebro datos e información sobre el séptimo de los artes, no va a poder olvidar aquel día en que sus ojos se centraron en los títulos de crédito de una joya del celuloide, filmada con el pulso de un artesano poco común y que ha pasado a formar parte de mis títulos de culto. UNA JORNADA PARTICULAR, no se la podrá llevar el viento, porque para mí, como para todo aquel que busca el sentimiento por la belleza, el amor contra la soledad, esta jornada me ha hecho volver a mi hogar, a mi casa, a Tara...... y desde su interior pensaré en que mañana será otro día.....

 

 

 PREMIOS OBTENIDOS

 

 Premios Oscar Año 1978.

Nominada Oscar Best Actor in a Leading Role Marcello Mastroianni
Nominada Oscar Best Foreign Language Film

César Awards, France 1978

Ganadora César Best Foreign Film (Meilleur film étranger) Ettore Scola


David di Donatello 1978

Ganadora David Best Actress (Migliore Attrice) Sophia Loren, Mariangela Melato
Ganadora David Best Director (Migliore Regia) Ettore Scola

Golden Globes, USA 1978

Ganadora Golden Globe Best Foreign Film
Nominada Golden Globe Best Motion Picture Actor - Drama Marcello Mastroianni

Italian National Syndicate of Film Journalists 1978

Ganadora Silver Ribbon Best Actress (Migliore Attrice) Sophia Loren
Ganadora Silver Ribbon Best Score (Migliore Musica) Armando Trovajoli
Ganadora Silver Ribbon Best Screenplay (Migliore Sceneggiatura) Maurizio Costanzo, Ruggero Maccari, Ettore Scola