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EL HOMBRE DEL BRAZO DE ORO

 

 

 

 

 

 

 

PROLOGO DE MI GRAN AMIGO OSCAR BLÁSICA

MITÓMANO Y AMANTE DEL SÉPTIMO ARTE.-

 

“ La descendencia a los infiernos del vicio se refleja, irremediablemente, en este fabuloso largometraje. Y aunque Sinatra fue nominado al premio de la academia por su papel de un heroinómano confeso en este poderoso drama, increíblemente no lo logró; reconociendo él mismo, años después, que ganaría la preciada estatuilla… por la película equivocada.
Y aunque es historia ya conocida, mencionada aquí mismo bajo la pluma de mi querido amigo, amante obseso de lo mejor de la cinematografía de ayer, hoy y siempre, Juan Sánchez De Toro, con quien sostengo una deuda impagable por permitirme (nuevamente) levantar el telón de esta preciosa gema cinematográfica…, los coqueteos - y devaneos - que ‘La Voz’ mantuvo con el mundo de Hollywood.
Excelente dirección, reparto memorable, y una trama realmente inolvidable cuyos entretelones vamos a disfrutar ahora en la semblanza a continuación. Aquellos hermosos ojos azules, dueños de un talento y voz incomparable, brillan mirándonos fijamente desde el firmamento y dan paso al…

 ‘HOMBRE CON EL BRAZO DE ORO.’
 

 

 

 

 

El hombre del brazo de oro es una película estadounidense de 1955, basada en la novela homónima de Nelson Algren. Producida y dirigida por Otto Preminger, y protagonizada por Frank Sinatra, Eleanor Parker, Kim Novak y Darren McGavin en los papeles principales. Fue nominada a diferentes categorías del Premio Oscar 1956: Mejor actor (Frank Sinatra), Mejor dirección artística en blanco y negro, y Mejor banda sonora original (Elmer Bernstein). También Sinatra fue nominado al premio BAFTA como mejor actor. Cuenta la historia de un adicto a la heroína, que sale limpio de la cárcel para enfrentarse al mundo exterior. Frankie Machine, un excelente músico de jazz, vuelve a Chicago tras haber pasado seis meses en un hospital para desintoxicarse. Frustrada su tentativa de encontrar un trabajo como músico, acaba convirtiéndose en jugador de póquer profesional, frecuentando ambientes que facilitan su recaída. Además, el amargado carácter de su esposa, confinada en una silla de ruedas, tampoco le ayuda demasiado. Sólo Molly, una vecina, trata de ayudarlo a dejar su adicción.

 

 

 

 

Después del escándalo que en 1953 significó "La luna es azul", Otto Preminger volvió a plantar cara a la censura norteamericana abordando un tema explícitamente prohibido por el código de censura: el de la drogadicción. Y lo hizo con este drama, con Frank Sinatra, en un papel ofrecido primero a Marlon Brando, es el protagonista que sufre la adicción en sus carnes y que vive una melodramática relación con dos mujeres: una odiosa esposa que finge una parálisis, Eleanor Parker, y una comprensiva amante que lo acabará rehabilitando, Kim Novak. El protagonista es Frankie Machine, un experto crupier de cartas y ex morfinómano, que después de cumplir su condena sale de la prisión con el firme propósito de ordenar su vida, incluyendo la abstinencia de las drogas y el alejamiento del ambiente de las partidas clandestinas de naipes. Piensa convertirse en un baterista de jazz, pero su esposa Zosch, una mujer codiciosa, le exige que continúe trabajando como crupier. La esposa había quedado inválida en un accidente automovilístico causado por Frankie, y él no se siente capaz de rehusar los deseos de su mujer. Pero no todo es como parece, en realidad la esposa finge estar inválida, para poder de esta forma controlarle.

 

Frankie sigue con su sueño de convertirse en el batería de una banda de jazz y en su empeño se reencuentra con un antiguo amor, Molly (Kim Novak). Para presentarse a una audición, le pide a su amigo Sparrow (Arnold Stang) que le consiga un traje. El traje resulta ser robado y Frankie va a prisión. Su antiguo empleador, Schwiefka (Robert Strauss), organizador de partidas clandestinas de póquer, se aprovecha de la situación y le ofrece pagar su fianza si trabaja para él en una gran partida de póquer que está organizando. Al hombre del brazo de oro, como es llamado Frankie en el ambiente, no le queda otra alternativa que aceptar. Después de trabajar noches y días enteros en las partidas de póquer, comienza a sentir nuevamente la ansiedad por consumir heroína, y no se siente seguro de sus habilidades si no está bajo la influencia de las drogas. Ya fuera de sí, decide atacar y robar a su antiguo proveedor, Louie (Darren McGavin), para conseguir droga, lo que hace, logrando huir. El traficante se recupera del ataque y sale en su busca para vengarse. En su búsqueda llega al apartamento y por casualidad descubre el engaño de la esposa de éste, Zosch, y al verse descubierta, en su desesperación lo empuja por las escaleras y Louie cae al vacío y muere. Frankie es acusado de ser el autor del asesinato. Aunque desea enfrentar la acusación ante la policía, no se atreve a hacerlo, debido a que pueden encontrar restos de droga en su cuerpo. Sin embargo, Molly lo ayuda y Frankie se encierra para desintoxicarse. Después de sufrir el síndrome de abstinencia, logra superarlo y se propone terminar su relación con su esposa y aclarar su situación frente a la policía. Enfrentada por Frankie y en presencia de la policía que investiga la muerte del traficante Louie, Zosch se arroja al vacío desde un balcón.

 

 

 

MOMENTOS PARA NO OLVIDAR

 

 

1- El miedo que da Darren McGavin persiguiendo a su víctima con una de las sonrisas más maliciosas de la historia del cine.

 

2- El agobio que provoca Eleanor Parker desde su aparente debilidad.

 

3- La inmensa generosidad de la chica más exuberante del barrio, la más deseada y grandiosa Kim mil veces Novak.

 

4- Sinatra no canta, apenas puede con su alma y con sus pobres huesos: lo intenta, va y viene, en una interpretación admirable que demuestra el talento sin límites que tenía el actor, hasta su escena más difícil donde riza el rizo cuando el espectador no se esperaba más nada.

 

Es una obra maestra con todos sus inevitables excesos, banda sonora impresionante incluida: uno de los mayores alegatos contra los estragos que produce la adicción a la droga, nada menos que ¡en 1955! cuando aún parecía tan lejos.... Fantástica:  Frank Sinatra, realmente, se lo sabía todo en interpretar un papel... Película de primerísimo nivel, del gran realizador Otto Preminger que pone de manifiesto toda su sabiduría, Muy bien recreado el ambiente del bajo fondo de la gran ciudad, es un film donde se dio todo perfecto, si hasta se puede decir sin temor a equivocación alguna, que cada uno de los siete u ocho personajes fueron principales, todos se lucieron y contribuyeron para que la narración fuera clara y ejemplar. Me dan ganas de volver el tiempo atrás para poder ir a verla y disfrutarla nuevamente. Esta película es en blanco y negro y no me la imagino en color, la sordidez de sus personajes y de los escenarios es brutal, el b/n le va como anillo al dedo, Sinatra está genial...La escena del síndrome de abstinencia en la que Novak ayuda a Sinatra a pasar el "mono" es fortísima y más si pensamos que estamos en el año 1955 y cuando Sinatra va a la prueba de batería en la orquesta es antológica. El final es impactante por lo inesperado, no os perdáis esta gran película .Hay películas que resisten mejor que otras el paso del tiempo. Después de verla, esta es una de ellas. Casi todo es perfecto....Frank Sinatra estuvo nominado al Oscar, en su interpretación .. hay momentos más creíbles y otros menos, pero creo que no se debe al mismo actor, sino al hecho de que el guión unas veces es más realista y otras se deja llevar más por la conveniencia de alguna escena exagerada o irreal, y hasta increíble, visto con ojos actuales. Pero, en cualquier caso, es una excelente película... de esas que decimos que ya no se hacen. Así describiría este filme arriesgado, atrevido, intrépido y calculado en el devenir de los acontecimientos. Grandes interpretaciones y un ambiente ofuscado que poco a poco va incrementándose al tiempo que desenmascarando matices importantes. Gran trabajo de Elmer Berstein quien, osó proponer al director un clima que luego él mismo creó, sin lugar a dudas, como gran protagonista de la obra. Magnifica. Uno de los obstáculos que tendrá Frankie para su rehabilitación serán algunas personas de su entorno. Una de ellas será su antiguo camello, Louis (Darren McGavin), quien ejercerá sobre Frankie su nada desdeñable poder persuasivo para lucrarse a su costa proporcionándole dosis. Por su parte Schwiefka (Robert Strauss), un siniestro personaje que colecciona actividades ilegales, quiere recuperar a Frankie para que participe en sus partidas clandestinas, que pueden extenderse durante más de 24 horas, son auténticas cuevas turbias y de exasperante ambiente.

 

 

 

Incluso personas que deberían ser desinteresadas con él, como su esposa Zosh, se muestran egoístas y reacios a la nueva vida que Frankie quiere emprender. El propio Frankie, aunque trata de redimirse, tiene un pasado escabroso. Adicciones aparte, dejó a su mujer en silla de ruedas en un accidente de tráfico en el que él conducía borracho. Hay un par de personajes que se muestran leales y comprensivos con Frankie. Uno de ellos es su amigo Sparrow, fiel hasta las últimas consecuencias pero demasiado amigo del latrocinio. Pero sin duda el mayor apoyo que tendrá Frankie será Molly, un antiguo amor que será un baluarte ante los oscuros tiempos que están apunto de avecinarse. En El hombre del brazo de oro las cosas, como era de esperar, no salen como Frankie planea. Su situación económica no es boyante, su mujer juega al chantajeo emocional con él, y el ansia de conseguir una dosis más comienza a aumentar. Frankie no lo sabe, pero su mujer en realidad finge su minusvalía y no necesita la silla de ruedas; sencillamente lo finge para atarlo a ella y manejarlo. Además Louis y Schwiefka no paran de rondarlo. ¿Hasta cuándo puede aguantar un hombre? ¿Cómo evadirse de una adicción?. En la película se deja deslizar la idea de que el entorno ejerce una presión incontrolable sobre el individuo, lo que nos deja una tesis próxima al naturalismo francés; que Frankie recaiga es casi un hecho determinista debido a una mezcla invencible de instintos y condiciones sociales. No obstante, Molly jugará un papel decisivo en lo que puede ser la salvación del alma de Frankie; moviéndose en un terreno colindante entre el amor y la amistad, se convierte en una figura protectora. El hombre del brazo de oro es una buena muestra del talento de Preminger y de una de sus mejores virtudes: la valentía a la hora de afrontar temas incómodos. El director austriaco se especializó en los años 40 en película de cine negro como «Laura» o «¿Ángel o Diablo?». Con el tiempo iría tratando temas tabú como las drogas, las cloacas de la política en «Tempestad sobre Washington», tribulaciones de la jerarquía eclesiástica en «El Cardenal»… Incluso fue valiente al querer contratar como guionista a Dalton Trumbo, en aquel entonces apestado por la Caza de Brujas, para su película «Éxodo».... En El hombre del brazo de oro opta por un naturalismo desgarrador y poco complaciente, aunque de dirección exquisita... Para muestra los movimiento de cámara por las calles del barrio.

 

 

 

 

Frank Sinatra, con El hombre del brazo de oro, realiza uno de los papeles más intensos de su carrera. Refleja con una fidelidad admirable la febril desesperación del drogadicto en pleno síndrome de abstinencia. No vamos a ver escenas como en «Trainspotting», por ejemplo, pero sí miradas febriles, temblores, convulsiones y sudores fríos. Kim Novak, que llegaría a convertirse en mito erótico de los años 50, hace un papel intenso... con elementos  amorosos e incluso maternales; ella es la única persona que quiere sacar a Frankie de la drogadicción. A destacar también el complejo personaje que hace Eleanor Parker como Zosh, la esposa de Frankie. De un lado es una persona manipuladora y posesiva que engaña a su marido con su minusvalía. Sin embargo es alguien que desprende un aroma a soledad y aislamiento tremendos, heredados de la espera a que Frankie saliera de la cárcel. Nos suscita rechazo, pero también compasión. El hombre del brazo de oro funciona como intenso drama personal y como crónica de la lucha de un hombre contra un nefasto entorno. Las magníficas actuaciones y la inmejorable dirección artística dan a la película un verismo que nos zambulle sin esfuerzo en un lugar de escasas esperanzas. Preminger desafió con éxito a los códigos morales de la época y puso encima de la mesa, bien visible, un problema terrible pero común. Como guinda, tanto la banda sonora, a ritmo de jazz, de Elmer Bernstein como el diseño de los créditos del gran Saul Bass son extraordinarios.

 

 

 

Muchas son las cosas que se pueden destacar de este film. En primer lugar el hecho ser el primero en tratar de forma explícita,  la adicción a la heroína y acercarse sin tapujos al síndrome de abstinencia, lo cual, dicho sea de paso, permitió a Sinatra desarrollar un papel que le llevó a estar nominado para el Oscar. Pero empezando por el principio sería casi un pecado no mencionar los créditos creados por el gran Saul Bass (habitual en muchos filmes de Preminger o de otros maestros como Hitchcock. Destacar también la banda sonora, la música de jazz que acompaña a Frankie en todo momento (incluso en su subconsciente?), esa música que el mismo interpreta con la batería cuando las drogas o su mujer le dejan. El montaje, típico en el Hollywood de la época y de Preminger en particular, es casi invisible, donde no se producen a penas rupturas visuales en los tránsitos narrativos, todo fluye con aparente normalidad para que nos centremos en la historia, en la propia narrativa, dejando para una segundo o subsiguientes visionados el ir descubriendo la maestría con la que el director va resolviendo cada detalle. Pero si algo cabe destacar de la película es que todo y abordar de forma clara y explícita la adicción y siendo este un tema central no es el único elemento dramático en la narrativa del film. La película, que podría entrar en la categoría de lo que se dio en llamar “film noir” da una importancia decisiva al contexto, al entorno hostil, el chantaje y las propias pasiones amorosas, que son, en esencia, el tema de fondo de la película, alejándose a su vez, de cualquier postura moralista sobre el uso, abuso, o pesadilla de la adicción, postura que desafortunadamente sí hemos visto en otras películas mucho más recientes y "llamativas"... Y extraordinaria Novak, sensual como siempre y maternal como nunca... Otto Preminger está empezando a entrar por derecho propio en la categoría de mis directores míticos. Películas como Anatomía de un asesinato, Al borde del peligro y Laura, son ejemplos de su buen trabajo y su capacidad para mantener en alto la atención del espectador. Pero, con El hombre del brazo de oro, Preminger da una vuelta de tuerca y ofrece al espectador una película de adultos y para adultos. Una película que supuso un punto de inflexión en el sistema de censura norteamericano al que se enfrentó con el apoyo de la productora United Artists y con el resultado de que a partir de este momento pudieron tratarse temas tabú hasta entonces como la drogadicción. La Legión Católica de la Decencia ya condenó a Preminger en 1953 por su película The moon is blue, donde Maggie McNamara escandalizaba a la censura de la época con frases como ésta: “¿Cree usted que soy una virgen profesional?”. En definitiva, que Preminger estaba resultando mucho Preminger para las castas legiones a las que no les quedó más remedio que claudicar. Y gracias a ello la película pudo estrenarse en los diferentes Estados de USA si bien la escena del pinchazo fue censurada en la mayoría de ellos.

 

 

El director utiliza el blanco y negro, la planificación va dónde tiene que ir en cada momento, y solo utiliza el traveling de acercamiento a primerísimos primeros planos y lo único que viene a sobresalir de un tramiento clásico del lenguaje son los planos. Estamos ante una película convencional por las formas, aunque moderna por el contenido. Gran película y buen cine... en momentos puede recordar a las grandes películas sobre adaptaciones de Tennessee Williams...El final resulta impresionante, el protagonista resuelve su conflicto tras pasar un síndrome de abstinencia, dónde el autor filma una impactante escena de Frank Sinatra rodando por los suelos y con temblores, sorprendente para la época, hay que reconocer la valentía del actor y director. Es desenlace es totalmente clásico, con la asesina detenida, y en un descuido se suicida, aunque eso es secundarioo, respecto a lo principal que es el mundo de la droga. Quizá no podría ser de otra manera, hoy en día se hubiera puesto más énfasis en lo truculento y aquí se reduce a un par de escenas. Quizá es que el cine de antes era más respetuoso con el espectador o buscaba impactar más con la historia que con el morbo surrealista de hoy en día.

 

Formidable actuación de Sinatra, que con este film confirma que es capaz de actuar además de cantar. Sin duda una película innovadora en su tiempo, una película que trata el tema  y sus repercusiones. De nuevo el señor Preminger brilla en la dirección. El guión una maravilla y mantiene en vilo al espectador. Los decorados acertados y acompañan la iluminación tétrica y recargada, dándole más carácter a las escenas de tensión y eso es siempre de agradecer cuando es un film donde Kim Novak brilla como si estuviese danzando en el crepúsculo de los dioses..

 

 Es difícil encontrar en la actualidad películas como esta, que reflejen de la manera que lo hace, un problema que viene de muy lejos.

 

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